A Todo Motor
hace 5 meses
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Fisker, el conocido fabricante de autos eléctricos, ha tocado fondo. El pasado lunes, la empresa se declaró en quiebra bajo el Capítulo 11 en Delaware, tras quedarse sin dinero. A pesar de contar con activos valorados entre $us 500 millones y $us 1.000 millones, sus pasivos se sitúan entre $us 100 y $us 500 millones. Así los reportó el portal El Carro Colombiano.
En el expediente judicial presentado en Delaware, Fisker estima que tiene entre 200 y 999 acreedores. “Al igual que otras empresas de la industria de vehículos eléctricos, nos hemos enfrentado a varios obstáculos macroeconómicos y de mercado que han afectado nuestra capacidad para operar de manera eficiente”, declaró la compañía.
“Después de evaluar todas las opciones para nuestro negocio, determinamos que continuar con la venta de nuestros activos bajo el Capítulo 11 es el camino más viable para la empresa”. Los problemas financieros de Fisker no son nuevos. En febrero, ya había advertido que podría quedarse sin dinero en los próximos 12 meses, pero esto ocurrió en solo cuatro.
Y es que, a lo largo de 2023, Fisker entregó solo 4.929 vehículos, mientras gastaba $us 904,9 millones en actividades operativas y de inversión. La producción del crossover eléctrico Ocean se detuvo en marzo de 2024 en la fábrica de Magna Steyr en Austria.
En mayo, el director ejecutivo de Magna International, Swamy Kotagiri, y el director financiero, Pat McCann, indicaron que la producción no se reanudaría, y finalmente, Fisker solicitó una reorganización en Austria, eliminando 500 puestos de trabajo en Magna Steyr.
El fabricante intentó atraer compradores reduciendo el precio base del Ocean de $us 38.999 a $us 24.999, pero una investigación de Motor1 demostró que encontrar un Ocean Sport básico a ese precio en los Estados Unidos era casi imposible. Además, recortes de precios significativos se aplicaron al Ocean Extreme y al Ocean Ultra.
A pesar de la crisis, algunas empresas seguían interesadas en Fisker. Business Insider citó al CEO Henrik Fisker diciendo que “tenemos cuatro compañías de automóviles que han firmado acuerdos de confidencialidad”. Sin embargo, rumores de una alianza con Nissan no prosperaron.
Fisker tenía planes ambiciosos para otros modelos como el Ronin, un GT convertible de cinco asientos limitado a 999 unidades a $us 385.000 cada una, y la camioneta eléctrica Alaska, proyectada para entrar en producción en 2025. También estaba el Pear, un modelo básico con un precio inicial de $us 29.900, prometiendo versiones con tracción trasera y total.
Es de anotar que esta no es la primera vez que una empresa fundada por Henrik Fisker se declara en quiebra. Fisker Automotive, la compañía original detrás del Fisker Karma, se declaró en quiebra en noviembre de 2013. Los activos de esa empresa fueron adquiridos por el proveedor chino de repuestos para automóviles Wanxiang Group, que actualmente vende el automóvil bajo la marca Karma Automotive.
Hay que decir que la quiebra de Fisker subraya los enormes desafíos que enfrentan los fabricantes de vehículos eléctricos en un mercado competitivo y lleno de incertidumbres económicas. A pesar de los innovadores modelos y los esfuerzos para mantenerse a flote, la compañía no pudo superar los obstáculos financieros y de mercado.
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